Lejos de conmemorar el aniversario del Ejército, Daniel Ortega usó su reaparición pública para defender a Rosario Murillo de las denuncias por purgas internas en el sandinismo y para repetir su retórica antiestadounidense, mientras el verdadero trasfondo de su discurso revela el temor a que la caída del chavismo en Venezuela arrastre también a su régimen en Nicaragua.