Dictadura de Nicaragua fracasó en intento de silenciar a periodistas
La dictadura de Ortega-Murillo utilizó citatorias y acusaciones falsas contra la Fundación Violeta Barrios de Chamorro para intimidar a periodistas independientes. Sin embargo, la unidad y resiliencia de la prensa nicaragüense han mantenido viva la voz de la verdad.

Periodistas Yelsin Espinoza, Álvaro Navarro y Óscar Navarrete durante el conversatorio
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En un esfuerzo por preservar la memoria histórica y reflexionar sobre los desafíos actuales del periodismo independiente en Nicaragua, Galería News, La Sala, Mujeres en la Redacción y el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM) organizaron un conversatorio centrado en la acusación del régimen de Daniel Ortega contra la extinta Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH) y su impacto en la prensa nacional.
El caso de la FVBCH, que incluyó acusaciones de lavado de activos y citaciones a numerosos periodistas, no solo constituyó un golpe legal, sino una estrategia política evidente del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Álvaro Navarro, director de Artículo 66, calificó lo ocurrido como “la gran confesión del régimen de que era un caso político”, y a la vez, “una gran derrota” para quienes buscaban silenciar al periodismo independiente. Este proceso, que se desarrolló entre mayo y junio de 2021, provocó que la mayoría de los comunicadores se vieran obligados a exiliarse, en un intento por escapar de lo que Navarro denominó “una política abusiva destinada a someter a un país entero”.
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Durante el conversatorio, los periodistas compartieron sus experiencias directas de aquellos días marcados por la incertidumbre y la persecución. Yelsin Espinoza, cofundador de Nicaragua Actual, recordó su regreso al país en 2020 tras un exilio previo, lo que le permitió ser testigo de un momento histórico desde la perspectiva de los comunicadores. A pesar de los “golpes, patadas, insultos y ofensas”, calificó como un “privilegio haber estado ahí”, reconociendo la fortaleza y unidad que el periodismo nicaragüense mostró en ese período.
Periodista Álvaro Navarro, director de Artículo 66 durante el conversatorio | Foto: REALIDADES
Solidaridad del periodismo nicaragüense ante ataques de la dictadura
La solidaridad entre medios, que dejó de lado las habituales rivalidades por la primicia, se convirtió en un elemento crucial para resistir la persecución. Como señaló Espinoza, “el periodismo nicaragüense en ese momento entendió que era unido o destruido. Y al unirse, no lo lograron destruir”. La voz sincera de los periodistas se convirtió en su principal arma para desmontar las intenciones del régimen de desacreditar la labor independiente.
Las escenas frente al Ministerio Público reflejaban el hostigamiento constante. Jornadas “ajetriadas, con hambre y asoleadas”, enfrentando amenazas y “vapuleadas” de la policía, no doblegaron a los comunicadores. Espinoza relató cómo transformaron esas situaciones en resistencia y humor, burlándose de la “acción estéril de la policía sandinista”.
El fotoperiodista Óscar Navarrete compartió su preparación mental ante las citaciones, comparándolas con experiencias de alto riesgo, como la guerra de los años 80. “Delincuentes son ellos, no yo. Si me llevan al banquillo es por hacer bien mi trabajo”, afirmó, subrayando la convicción de que estaban defendiendo el derecho de la ciudadanía a informarse.
El fotoperiodista Oscar Navarrete durante el conversatorio | Foto: REALIDADES
A pesar del exilio forzado, los periodistas nicaragüenses no han dejado de informar. La resiliencia y fortaleza espiritual de la prensa ha permitido que continúen su labor desde el extranjero, exponiendo la naturaleza abusiva del régimen. Este exilio, paradójicamente, representa una derrota para la dictadura, al mostrar que la persecución no logra silenciar la verdad.
El conversatorio, acompañado del corto documental “La verdad no se exilia, periodistas nicaragüenses frente a la persecución”, producido por Galería News, destacó la importancia de mantener viva la memoria del periodismo nicaragüense. No solo como un testimonio de la persecución sufrida, sino como reconocimiento a la voluntad indomable de informar, dentro y fuera de las fronteras de Nicaragua.